jueves, 30 de junio de 2011

Sabio

Los antiguos sabios vivían en los bosques y
Deambulaban de pueblo en pueblo,
Compartiendo abiertamente, enseñándole a la gente
Sin ganancia o posesión.


En la antigüedad habían más aspirantes a la santidad. Esos hombres y mujeres se cultivaban a sí mismos en las montañas o deambulaban entre bosques y arroyos. Cuando llegaban a un pueblo y veían que había algún conocimiento que podía serle impartido a la gente, lo hacían abiertamente. Una vez enseñado lo que era necesario, desaparecían, sabiendo que otros les seguirían después. No establecían escuelas de religión, templos o filosofías que llevaran sus nombres. Sabían que el conocimiento no le pertenecía a nadie. No podía ser poseído, repartido para obtener ganancias, o retenido egoistamente.

Hoy en día mucha gente considera el conocimiento como un mero producto a ser empaquetado, comercializado y vendido. Su interés no está en beneficiar las almas de otros sino en sus propias billeteras. Por ejemplo, un maestro contemporáneo exige mil onzas de oro antes de enseñar una sola técnica. Vivimos en un mundo donde el compartir el conocimiento desinteresadamente ya no es una virtud.

Mientras más conocimiento regales, más vendrá hacia ti. Mientras más escondas, menos acumularás. Se compasivo con otros. ¿Qué tienes que temer por ser abierto?

Invierno

Un indigente muere en la cuneta.
Un árbol se resquebraja con el frío:
Un sonido espeluznante. 



En el solsticio de invierno, el día es el más corto de todos y la noche es la más larga. También puede ser el momento de un frío cortante. El viento sopla con glacial ferocidad, cortándolo todo ante sí. La nieve y el hielo se vuelven letales. Quienes no tienen un hogar mueren expuestos. Incluso el más impresionante de los árboles puede rajarse por una caída de la temperatura. 

El sonido de un árbol partiéndose es una súbita bofetada. 

Los horrores, las tragedias que trae este nadir! El invierno tortura al mundo con un látigo helado, y los débiles son suelo bajo sus glaciales tacones. A veces, incluso ni nos atrevemos a lamentarnos por quienes murieron en el violento ataque del invierno, por miedo a que las lágrimas se nos congelen sobre las mejillas. Pero vemos, y oímos. Acurrucándonos más cerca del fuego, juramos sobrevivir. 

No importa qué tanto seamos afectados por la desgracia, debemos recordar que esta es la parte más baja de la vuelta de la rueda. Las cosas no pueden descender para siempre. Hay límites para todo –incluso para el frío, y para la oscuridad, y para el viento, y para la muerte. 

Lo llaman el primer día del invierno, pero en realidad es el comienzo de la muerte del invierno. Desde este día en adelante, podemos esperar anhelantes el que se ponga más cálido y luminoso. 

Cultivo

Imagina una escultura
Sobre la que trabajas todos los días.
Si te detienes, la belleza
la abandonará lentamente.


¿Qué pasaría si estuvieses trabajando en una hermosa escultura pero que tu material revertiera o decayera si cesaras de progresar? Esa es la desafortunada naturaleza de los esfuerzos espirituales.

No puedes parar nunca de intentar purificarte a ti mismo, mejorarte, fortalecerte, y cultivar lo sagrado que está en ti. Si lo haces bien un día, eso es bueno. Pero si cesas en tus esfuerzos, te deslizarás hacia atrás. Es por eso que debes esforzarte en cada nivel, en lo físico, en lo mental y en lo espiritual. Tu vigilancia nunca debe decaer. Tu determinación nunca debe flaquear.

Paradójicamente, no hay nada que lograr. Es sólo nuestra mente la que nos convence de que debemos hacer algo. Ya somos puros, ya somos sagrados. Pero vivimos en un mundo contaminado, tenemos pensamientos egóticos que constantemente nos separan del verdadero Tao, y no podemos permanecer por siempre en un estado puro y seguir funcionando en el mundo. Si lograras los más altos niveles del Tao, a los de afuera le parecerías como en trance, y sería imposible interactuar con otros. Así que si estás tratando de ser espiritual en el mundo de hoy, no debes cesar nunca de esforzarte por mantenerte puro. Una vez que no estás con el Tao, debes luchar constantemente con la impureza del mundo.

Cordura

Tú eres los demonios.
Tú eres la oscuridad.
Tu alma está en juego. Tu alma es la luz.
La disipación es la amenaza.
No capitules la clave. Solo disuélvete.


Los problemas de la humanidad no son metafísicos. Son personales.

La condenación está en ti. También lo está la salvación. Tú eres el príncipe de las tinieblas. También eres el príncipe de la luz. Ninguno de los dos puede ser expulsado de ti mismo. El arreglárselas valientemente con esa dicotomía es lo intenso de esta existencia.

La inercia es a favor de la oscuridad. La gloria es a favor de la luz. Si no haces nada, te deslizas hacia la oscuridad. Si haces el más mínimo esfuerzo hacia la luz, serás ayudado. Lucha por la luz. Puesto que el costo es la disipación –del alma, de la mente, del cuerpo, de tu humanidad misma.

La clave de todo esto es tu cordura. Tienes que luchar por mantenerla. Ella media entre la luz y la oscuridad.

Si quieres terminar con la dualidad, debes disolver tu cordura en el todo universal. No lo hagas hasta que estés listo, porque no hay vuelta atrás. Hay una tremenda diferencia entre la disipación de no hacer ningún esfuerzo, y la disolución que uno puede lograr como coronación de un acto espiritual.

Pureza



Pureza es luz.


Nos olvidamos demasiado de la pureza. Transamos con nuestra higiene en nombre de la conveniencia. Dejamos que nuestras montañas y costas sean contaminadas por el bien del mercado. Dejamos que nuestras mentes sean mancilladas con entretenimientos frívolos. Se piensa en la guerra como una opción viable, los principios son considerados una cualidad negociable, nuestros niños son victimizados por extraños, y la obscenidad es considerada materia válida para el arte.

¿Dónde está la pureza en nuestras vidas?

Nos casamos. Nos divorciamos. No nos importa a quién herimos en la vida. Pensamos que la lealtad es una virtud encantadora pero sin sentido. Sacrificamos los valores de nuestra juventud para comprar la gloria de nuestros años venideros.

¿Dónde está la pureza en nuestras vidas?

Pensamos que si podemos triunfar en un momento dorado, eso disolverá toda la otra mugre de la que nos preocupamos. Apoyamos la grandeza de los atletas que quieren tener ese momento de triunfo. Alabamos al héroe del campo de batalla como al redentor de nuestra culpa sobre los horrores de la guerra. Hemos fomentado a los locos que creen que disparar un arma, cazar animales, cometer suicidio, o acuchillar a prostitutas en la calle son medios para lograr pureza.

¿Dónde está la pureza en nuestras vidas?

Busca la pureza. Puede no ser fácil. Puede no se común. Pero es el único estado que podemos alcanzar que no acepta concesiones.

Noche




En el vasto océano de la noche,
El sol, la luna y la tierra se alinean,
Sacando a la tierra de su redondez
Y haciendo rugir las mareas.
Tal es el poder de la noche.


Noche. Tú eres la madre de todo. Tú exististe antes que todo. Tú eres el escenario, la tela, el soporte completo del universo.

En ti el misterio es abstruso, más oscuro
 que las aguas más profundas, más negro que el sueño de los sueños. Eres una fertilidad inconcebible, un reino salvaje e incontrolable del cual brotan la rareza, el poder, la creatividad y la mutación. El milagro del nacimiento viene de ti. Y el horror de la muerte. Esa es la razón de que tanto nos confortas como nos asustas.
Las estrellas y los planetas están esparcidos como perlas luminiscentes a través de ti. Tú las ensartas sin esfuerzo en tu corriente, y el tiraje de la sizigia es tan tremendo que la forma natal de la tierra es sacada de su redondez, los océanos exceden sus bordes, y las cabezas y corazones de todas las criaturas del planeta son hechos retumbar y cuestionarse en deslumbrada confusión

Cuando las estrellas y las novas estallan, una energía incalculable es desatada -explosiones de tal magnitud que el intelecto y los instrumentos humanos no podrían esperar medir ni siendo cientos de veces superiores- y sin embargo esas llamas se extinguen, petardean, se vuelven meros tenues rescoldos en la suprema expansión que es la noche.

Noche. Tú eres la madre sin una madre. Tú eres el misterio, el poder, y la soberana de todos los tiempos.

Eje




La mente está girando como ruedas en el 
Ombligo, en el corazón, en la garganta, en la cabeza. 
El ducto conector es el vacío. 
Sin una vía despejada. 
La energía no puede fluir. 

La gente busca lo sagrado y se les dice que está dentro de ellos mismos. A veces es difícil ver qué tan literalmente los sabios quieren decir esto. Ven la mente como existiendo en otras áreas del cuerpo además del cerebro. Estos centros, nominalmente funcionales en la persona promedio, son llamados chakras o ruedas por quienes siguen el Tao. A través de la meditación, uno se familiariza con cada uno de ellos y aprende cómo liberar un poder tan profundo que uno es literalmente divino. 

El concepto de vacío es central a muchas filosofías incluyendo la del Tao. Sin embargo, parece tan abstracto a veces. Aquí el vacío tiene un rol funcional. El trayecto que conecta los centros de energía de la mente es como un largo ducto que comienza en el perineo y termina en la parte superior de la cabeza. Si no fuera por la vacuidad o vacío de este ducto, la energía sagrada del cuerpo no podría ser conducida. 

Toda la diversidad de nuestras vidas es meramente una manifestación de nuestras mentes, expresadas por las vueltas de varias ruedas dentro de nosotros mismos. Mientras más giran, más complejos se vuelven las circunstancias y el pensamiento. Sin embargo, si queremos simplicidad y tranquilidad, sólo necesitamos ir al centro de la mente que da vueltas, donde está vacío y quieto. Por eso se dice que la diversidad viene del girar de las ruedas y los orígenes vienen del vacío central.

Mañana



Mañana. 
Nuevo día. 
La alegría del nacimiento. 



Todo lo que necesitamos es la mañana. Mientras haya amanecer, existe la posibilidad de que podamos enfrentar todas nuestras desgracias, celebrar todas nuestras bendiciones, y vivir todos nuestros esfuerzos como seres humanos. La espiritualidad es algo que se ha vuelto necesario en estos tiempos problemáticos. Sin embargo es inherentemente superflua. La necesitamos para recordarnos a nosotros mismos, para reafirmarnos, para integrarnos, para realizarnos. Si simplemente pudiésemos reconocer el misterio de la noche y la gloria de la mañana, no necesitaríamos ni civilización ni espiritualidad. 
En lo más simple, la vida comienza con el amanecer. Esa es bendición suficiente. Esa es felicidad suficiente. Todo lo demás se vuelve plenitud inmensurable. Al amanecer, arrodíllate y agradece este evento maravilloso. Podríamos pensar que las mañanas son tan comunes que no son dignas de veneración, ¿pero te das cuenta de que la mayoría de los lugares del cosmos no tienen mañanas? Este evento diario es nuestra suprema bondad. 
Saluda el amanecer. Ese es tu milagro para presenciar. Esa es la belleza suprema. Eso es lo sagrado. Ese es tu regalo del cielo. Esa es tu señal de profecía. Eso es saber que la vida no es fútil. Eso es iluminación. Ese es tu significado en la vida. Esa es tu directiva. Ese es tu consuelo. Eso es la solemnidad del deber. Eso es inspiración para la compasión. Eso es la luz de lo supremo.

jueves, 2 de junio de 2011

Culpar

Aunque los demás tengan defectos,
Concéntrate en los propios.

Algunas personas tienen el hábito de culpar a otros. Tal vez todos tengamos esa debilidad. La lista de chivos expiatorios para nuestras miserias es ingeniosa e interminable. Los padres, la comunidad, los maestros, el gobierno e incluso demonios y dioses son todos invocados cuando tenemos problemas. Si las dificultades verdaderamente vienen de fuera, el problema no es el culpar. En esos casos, el curso de acción es muy claro: Neutralizar esa influencia. Si el problema viene de dentro, la solución también tiene que venir de adentro. Antes de que culpes a tus amigos, parientes, o maestros por malos hábitos y falta de visión, deberías recordar que no hay que culpar a nadie nadie sino a ti mismo.

Es igualmente un error el perder la autoestima simplemente porque tienes algunos defectos. Ver tus deficiencias y tomar medidas para eliminarlas debería ser visto como un proyecto desapasionado. No eres despreciable porque asumes la tarea de elevarte sobre tus defectos. Esa descripción es sólo para quienes nunca intentan perfeccionarse a sí mismos. Todos tenemos un núcleo perfecto, un yo especial dentro. Esa pureza es perfecta y sagrada; por lo tanto, nadie es peor que otro.

Todos estamos en este planeta simplemente para volver a alcanzar ese yo puro. Cuando alcanzamos ese espíritu, no hay defectos y no hay culpa.

Sabiduría



Una pareja de pelo cano se sienta en un banco del parque, 
Leyendo el periódico, discutiendo las noticias del día. 
El repite un poema, aprendido en su juventud; 
Ella termina la estrofa mientras él asiente complacido. 
Al crepúsculo, el aire parece más despejado que al medio día.
 

En el pasado, los educadores enfatizaban la memorización. Todavía puedes conocer gente mayor capaz de recitar ciertos poemas, pasajes de los clásicos y textos religiosos o fórmulas matemáticas. De hecho, algunos afirman que quienes recuerdan más son más sabios. 

La gente joven con frecuencia tiene la manía por más y más información. Pero la mera acumulación no es suficiente. Mientras más se asimila, más son los datos que se necesita manejar. Sin ello, se tiene conocimiento enciclopédico y minúscula sabiduría. La verdadera sabiduría es un valor cualitativo construido sobre una fundación cuantitativa. Los ancianos vitales no se hicieron venerables sólo mediante buena memoria. También aprendieron a manejar esos datos. Mezclaron su conocimiento con una saludable dosis de experiencia, experimentación y contemplación. Toma tiempo intuir las conexiones especiales entre los hechos. 

Uno podría decir que la sabiduría no es simplemente un proceso mental sino la suma total de un ser humano. 

miércoles, 1 de junio de 2011

Dormir




El sueño es como un tren rápido
Sumergiéndose en largos túneles negros,
Rebanando el día con luces rojas y negras.
Sin preocuparse por el esqueleto maquinista.
La cabeza a la almohada es como de cabeza a los rieles,
Escuchando el retumbar del destino,
Sabiendo que la apertura llegará.
Al dormir, como en los túneles,
Los sonidos parecen aún más cercanos.

Algunos insisten en que el mundo como lo conoces deja de existir cuando duermes. El mundo existe porque algo dentro de ti afirma que es así. Cuando estás despierto, ¿ya no estás soñando entonces? ¿O sólo estás soñando otro sueño?

Irse a dormir requiere soltar. Como cualquier insomne te dirá, no puede ser forzado. Pero así como identificamos el control con estar despiertos, ¿es posible que el aspecto incontrolado del dormir sea igualmente una realidad?

Dormir parece tan real, y entonces despertamos. La vida despiertos parece tan real, y sin embargo necesitamos salirnos de ella todos los días. Este extraño contraste es uno que quienes siguen el Tao contemplan continuamente. Si la vida es meramente cambiar de un sueño a otro, constantemente preguntan: ¿Qué es lo verdaderamente real?

Destreza

El luchador alguna vez fue más sólido que un toro.
Le encantaba flexionar sus enormes antebrazos aceitados.
Antes derrotaba adversarios con alegría.
Pero ahora, la frágil piel está tensa sobre los huesos,
Y su resuello es un fantasma de su varonil rugido.

En cualquier punto de la vida, es prudente contemplar la naturaleza de la destreza. Si la tienes, glorifícate en ella, y úsala sabia y compasivamente. Pero no debes pensar que eres tú mismo quien está haciendo esas cosas. Estás tomando prestada esta fuerza. No es tuya. Es un regalo, algo que está aquí para ti mientras tengas la fortuna de tenerla. Una vez que pase, no tendrás las victorias, y tendrás que cargar con el mismo cuerpo y la misma mente. Cuando has sido humillado, ¿qué se ha ido? Tú sigues aquí, aquí para sentir el dolor de no ser capaz de hacer lo que alguna vez fuiste capaz de hacer –a menos que aprendas cómo ejercer tu destreza sin identificarte con ella.

Quienes fallan en aprender esto se convierten en viejos amargados. Maldicen la vida. Pierden la fe. Eso es porque pusieron toda su autoestima en sus habilidades y no en quienes eran. Por eso es bueno meditar, y no acumular las victorias sino la experiencia de esas victorias. Saboréalas. Nadie nunca podrá quitarte eso.

Son las experiencias que surgen de la destreza, no la destreza misma, las que son valiosas.