jueves, 30 de junio de 2011

Pureza



Pureza es luz.


Nos olvidamos demasiado de la pureza. Transamos con nuestra higiene en nombre de la conveniencia. Dejamos que nuestras montañas y costas sean contaminadas por el bien del mercado. Dejamos que nuestras mentes sean mancilladas con entretenimientos frívolos. Se piensa en la guerra como una opción viable, los principios son considerados una cualidad negociable, nuestros niños son victimizados por extraños, y la obscenidad es considerada materia válida para el arte.

¿Dónde está la pureza en nuestras vidas?

Nos casamos. Nos divorciamos. No nos importa a quién herimos en la vida. Pensamos que la lealtad es una virtud encantadora pero sin sentido. Sacrificamos los valores de nuestra juventud para comprar la gloria de nuestros años venideros.

¿Dónde está la pureza en nuestras vidas?

Pensamos que si podemos triunfar en un momento dorado, eso disolverá toda la otra mugre de la que nos preocupamos. Apoyamos la grandeza de los atletas que quieren tener ese momento de triunfo. Alabamos al héroe del campo de batalla como al redentor de nuestra culpa sobre los horrores de la guerra. Hemos fomentado a los locos que creen que disparar un arma, cazar animales, cometer suicidio, o acuchillar a prostitutas en la calle son medios para lograr pureza.

¿Dónde está la pureza en nuestras vidas?

Busca la pureza. Puede no ser fácil. Puede no se común. Pero es el único estado que podemos alcanzar que no acepta concesiones.

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